Las autoridades monetarias de Rusia, China y varios países como Macedonia, Hungría, Kazajistán o Turquía se han lanzado a la compra masiva de oro como valor refugio.
En el primer semestre del año, los bancos centrales de todo el mundo han comprado 374,1 toneladas de este metal preciado, un 93% más que en el mismo periodo del año pasado y el mayor incremento registrado de la serie histórica, según las cifras del Consejo Mundial del Oro (WGC, por sus siglas en inglés).
Estos movimientos no hacen más que corroborar la tendencia que ya se apuntó en 2018, en la que la actividad compradora de los bancos centrales alcanzó las 651,5 toneladas, un 74% más que un año antes y las mayores adquisiciones de los últimos 50 años, y ya representan el 15% del total de compras de oro mundiales. Unas compras que han impulsado a máximos el precio del oro, que superó los 1.400 dólares por onza por primera vez desde 2013.
Un 12% de los bancos centrales de todo el mundo compró oro el año pasado pese a que la mayor parte de ellos no lo había hecho durante décadas. Respecto al futuro, el 54% de los bancos centrales esperan que se incrementen las reservas de oro durante los próximos 12 meses, según la encuesta 2019 Central Bank Gold Reserves, realizada por el WGC.
Los más activos serán los países con economías emergentes: el 62% de sus bancos centrales consideran que estas reservas constituyen un colchón de protección frente a posibles crisis de pagos.
La continua inestabilidad geopolítica, las guerras comerciales entre Estados Unidos y China, la expectativa de tasas de interés más bajas y el aumento del precio del oro son las causas de este fervor áureo por parte de las autoridades centrales, según señalan los expertos del Consejo Mundial de Oro, la máxima autoridad del mercado de este metal.
Hoy, el oro es más relevante que nunca para los inversores. En apenas unos años, los bancos centrales han pasado de vendedores netos a compradores netos de oro como parte de sus reservas extranjeras. Desde 2001, la demanda de inversión de oro en todo el mundo ha crecido, en promedio, un 15% anual.
Un fenómeno impulsado en parte por el advenimiento de nuevas formas de acceder al mercado, como los fondos cotizados en bolsa (ETF) respaldados por oro, pero también por la expansión de la clase media en Asia y un enfoque renovado en el riesgo efectivo gestión tras la crisis financiera mundial de 2008-2009, según los expertos.
Fuente: El País.